Estupenda la inauguración de nuestra exposición en la Fundación Ramón Menéndez Pidal. En una preciosa tarde soleada y con gran afluencia de público y amigos, disfrutamos de las presentaciones de Antonio Cid y Mauricio d’Ors, visitamos la doble exposición (una sala dedicada a nuestros libros y la otra a los antecedentes del romance El Prisionero con sus diferentes versiones y ediciones a lo largo de los siglos, además de un interesantísimo vídeo), y luego charlamos en el porche y en los jardines del olivar.
[Os recordamos que la exposición sigue abierta hasta el próximo 27 de octubre. Organizaremos visitas guiadas en sábados por la mañana de las que os informaremos oportunamente.]
A continuación reproducimos las palabras que nos dedicó nuestro gran amigo Mauricio:
Una presentación me manda hacer Mariana
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
veintitantos libroz dicen que son éstos;
burla burlando desde aquella mañana.
Yo pensé que no hallara palabras,
y ya estoy a la mitad de mi discurso;
mas si me veo en el primer pulso,
no habrá cosa buena en esta carga.
Por el libro primero voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con esta cosa le voy dando.
Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los veintitantos acabando;
contad si son ya tantos, y está hecho.
Después de este remedo de soneto, malo, muy malo de verdad, pobre de mí si Lope lo escuchara, pero que espero haya servido para relajar o mejor rebajar las posibles expectativas que mi discurso podría provocar entre todos ustedes, me gustaría desgranar dos o tres ideas acerca de los libros y de cómo, por qué y para qué hacerlos.
He de suponer –y agradezco la deferencia– que hoy estoy aquí porque llevo haciendo libros desde hace más de cuarenta años. He tenido tres editoriales, he sido jefe de producción de Alfaguara en la época de Jaime Salinas, y como diseñador gráfico he hecho muchos libros, sobre todo de arte, de fotografía y de ilustración. La verdad es que es un lujo fabricar algo para que otros lo disfruten, y es algo de lo que nunca me cansaré.
Victor Hugo decía que aprender a leer es encender un fuego, pero ese fuego –digo yo– debe ser alimentado para que siga calentándonos, y somos nosotros como lectores los que tenemos que mantenerlo con dedicación. Todas las historias son siempre la misma historia. Son nuestros ojos, nuestra memoria y nuestro corazón los que van dibujando y reescribiendo esa historia que nos encanta y que nos hace engancharnos a ella. En los libros buscamos quizá la vida que no tenemos, el mundo que no vivimos, o tal vez el que pudimos tener. Multiplicamos nuestro paisaje y nuestro paisanaje.
Leer un libro siempre es buscar. Los buenos libros siempre tienen una frase, una idea, una imagen que nos ayuda a darle sentido a nuestra existencia. Algo que nos ilumina, que nos sorprende, que nos evoca o que nos entristece. Es también magia y un tesoro que nos lleva a comprendernos y a comprender a los otros. Una forma de viajar sin moverse de casa. Un placer solitario que nos ayuda a comunicarnos con los otros, a luchar contra el tiempo, contra el olvido, a hacer memoria. La lectura es la mejor gimnasia para la mente, un ejercicio que determina tu forma de ser, tu forma de sentir y tu forma de pensar. Los libros son como un espejo al que siempre te puedes asomar y donde puedes descubrirte. Siempre están ahí para nosotros, nunca están ocupados. Decía Cortázar, y con razón, que los libros van siendo el único lugar de la casa donde todavía se puede estar tranquilo.
Hablar escribiendo o dibujando multiplica el eco de tu voz, la perpetúa de alguna manera. Existe un oscuro compadreo entre escritor y lector. Creo que el escritor escribe lo que le gustaría leer y el lector disfruta de lo que le gustaría escribir. Es algo extraño. Tener una buena biblioteca es como tener a muchos buenos amigos en casa, los mejores maestros, te enseñan pero también te escuchan, un lujo impagable disfrutar de esa interminable conversación silenciosa. Los chinos dicen que los libros son como un jardín de bolsillo: exigen algo de cuidado –es verdad– pero te dan tanta belleza y tantas sorpresas que merece la pena cultivarlos.
¿Cómo, por qué y para qué se editan estos libroz que hoy se presentan ante ustedes? Pues no lo sé, pero sinceramente creo que es un milagro. Me explico: es un milagro que se junten cuatro amigos para hacer una colección de libros de artista con criterio, gusto y calidad. Unos podrán gustar más que otros, como no puede ser de otra forma, pero se nota el mimo que ponen todos en todos. Mismo formato, misma encuadernación, misma tirada, mismo precio. Y además tienen la buena costumbre de ampliar su catálogo con artistas invitados: César Fernández Arias, Damián Flores, y ahora Marcelo Burgos y Jorge Arranz… Todos los libros son manufacturados por los propios artistas, con técnicas distintas aunque, como ya he dicho, con un diseño homogéneo que marca su carácter de colección.
- MELA FERRER es grabadora y de la mano de ese gran maestro que es nuestro amigo Denis Long se interesa por texturas y formas, su silencioso paisaje interior, como ella misma confiesa.
- MILUCA SANZ hace collage con números que son fechas y su trabajo es como un gran calendario del tiempo que vive y diariamente nos recuerda.
- JAVIER LERÍN es un hombre orquesta y al cabo del tiempo ha conseguido hacer –menudo mérito– lo que más le gusta: tocar blues, comer chocolate y dibujar como un loco.
- MARIANA LAÍN es mi debilidad (lo siento, NO, no lo siento pero lo reconozco aquí delante de todos). El mundo de Mariana es la memoria, la intimidad, la suya y la de todos. Su trabajo tiene esa sensibilidad que conmueve y una coherencia admirable.
Decía Umberto Eco que el mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee. Confío en que estos que hoy se presentan aquí tengan mejor suerte y que cuando acabéis la última página de cualquiera de ellos y os duela el corazón como si hubieseis perdido un amigo volváis a continuación a abrir otro y otro y otro.
Muchos libros y muchas gracias a todos por estar aquí.
Preciosas e inspiradas palabras de Mauricio con motivo de esta exposición de Libroz tan variada como creativa y bien realizada. Enhorabuena a todos y gracias, me habéis hecho disfrutar.